Durante su matrimonio con el príncipe Carlos de Gales, heredero de la Corona Británica, tuvo dos hijos, los príncipes Guillermo de Cambridge y Enrique de Gales. Su polémica muerte, acaecida el 31 de agosto de 1997 en el túnel de la plaza del Alma en París en un accidente de automóvil junto a su pareja, el egipcio Dodi Al-Fayed, la convirtió en un mito de la cultura británica y en un personaje imprescindible de la historia mundial reciente. Tras divorciarse de su marido, perdió la condición de Su Alteza Real, aunque conservó el título de princesa de Gales.
A finales de los 80, la princesa de Gales se hizo conocida por su apoyo a causas caritativas. Ella ayudó a los niños pobres en África, estaba al lado de muchas personas como Nelson Mandela, el dalái lama o la madre Teresa de Calcuta. Apoyó y presidió numerosas fundaciones benéficas a la vez que apoyó tales causas.
Tal vez algunas de las imágenes que más se recuerdan de Diana de Gales serán aquellas en las que aparece ayudando a algún necesitado. Diana decidió tomar un papel activo como Princesa de Gales en lugar de pasar sus horas en palacio. Se involucró con diversas causas, entre ellas la de los pacientes con sida, los drogadictos, los ancianos, los leprosos y los niños con problemas de salud.